Publicado: 13/03/20 12:14 Categorías: Microbiología

A pesar del desconocimiento sobre las aguas residuales, su recolección y tratamiento han tenido un impacto muy positivo para evitar la aparición de brotes infecciosos y el riesgo que suponen para la sociedad.   

  

Intrínsecamente, los cuerpos de agua cuentan con un límite natural de desechos orgánicos y patógenos que pueden inactivar y reducir. Sin embargo, actualmente este límite se sobrepasa por la densidad poblacional de las ciudades, por lo que se requiere de estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) para procesar estos desechos y evitar enfermedades en las comunidades.  

  

¿Cómo se tratan las aguas residuales?  

  

El tratamiento de aguas residuales consiste en una combinación de procesos biológicos, químicos y físicos para degradar los residuos y destruir o inactivar a los patógenos presentes.  

 

En el siguiente diagrama se puede observar el proceso del tratamiento de las aguas residuales cuando llegan a la EDAR a través de los sistemas de alcantarillado.   

  

   

  

Fuente: AEAS. (2017). Diagrama del tratamiento de aguas residuales en EDAR con sus elementos característicos Informe sobre aguas residuales en España.   

  

En el tratamiento primario se separan los sólidos de los líquidos; éstos últimos siguen al tratamiento secundario donde los microorganismos ayudan a remover la materia orgánica y otras sustancias. Por último, en el tratamiento terciario, el efluente se desinfecta, convirtiéndose en aguas depuradas, que posteriormente se pueden descargar en un cauce natural.  

  

Aprovechamiento de las aguas depuradas  

  

La urgencia por el mejor manejo del agua ha obligado a reutilizar las aguas depuradas principalmente donde se destina el mayor uso de este recurso: irrigación agrícola y demanda doméstica. Esta práctica, se ha convertido en habitual en lugares como California y Australia al ser una fuente segura e independiente de las variaciones climáticas.  

  

Dentro de la UE, cada año más de 40 mil millones de litros de aguas residuales se tratan, pero solo un 2% se reutiliza, debido a la existencia de numerosas barreras provocadas por el desconocimiento de esta práctica y la inexistencia de un marco de trabajo que garantice la seguridad sanitaria, protección ambiental y rentabilidad.   

  

Es por ello que, en el 2018, la Comisión Europea emitió una propuesta para regular los requisitos mínimos de la reutilización del agua para el riego agrícola debido al riesgo sanitario que este uso podría conllevar sobre la población. En este documento, la Comisión detalla los requisitos mínimos de calidad y los parámetros bioquímicos y microbiológicos que deben cumplir las aguas depuradas.   

  

Riesgos presentes en la reutilización de las aguas depuradas  

  

Los microorganismos controlados a nivel europeo y nacional son principalmente E. coli, una bacteria patógena cuyo control sanitario es de gran importancia para la salud pública por su constante presencia en múltiples sectores y Legionella spp, microorganismos que se deben controlar al estar presentes de manera natural en las aguas superficiales siendo capaces de sobrevivir en un amplio rango de condiciones fisicoquímicas. Sin embargo, otros como Salmonella spp., Campylobacter Clostridium perfringens también son utilizados como indicadores al estar presentes en las aguas residuales.   

  

En este sentido, en España el RD 1620/2007 que recoge los criterios de calidad mínimos para la reutilización de las aguas depuradas y sus usos específicos residenciales y en industria, indica los métodos de referencia para el análisis de E. coli, detección de β– Glucuronidasa positiva, y para Legionella, ISO 11731.   

  

  

No obstante, es peligroso asumir que controlando un par de microorganismos es suficiente, ya que los tipos de patógenos, niveles de concentración y sustancias químicas varían por región, de acuerdo a las condiciones sanitarias y socioeconómicas de cada comunidad. La razón está en que las enfermedades transmitidas por aguas han contribuido significantemente a la mortalidad prematura, especialmente en países en desarrollo donde la concentración de patógenos llega a ser mil veces mayor que en otras zonas.   

  

Por otra parte, existen otros compuestos presentes en las aguas depuradas para irrigación, denominados contaminantes emergentes o EC por sus siglas en inglés. Los EC son moléculas con actividad biológica en diversos organismos, cuya persistencia en el ambiente facilita su bioacumulación. Algunos EC conocidos son los analgésicos, fármacos hipertensivos y antibióticos, por mencionar algunos.   

  

Aún no se comprenden completamente los efectos en la salud de los EC, sin embargo, la contaminación por estos compuestos puede contribuir a la formación de microorganismos resistentes, lo que supondría otra emergencia sanitaria. El extenso uso de antibióticos en animales y humanos, así como su uso en la conservación de alimentos, ha incrementado su producción y consumo, resultando en altas tasas de descarga de volumen en cauces naturales con consecuencias de resistencia microbiana.   

  

Hay una serie de microorganismos que han demostrado resistencia, los principales son cepas de StaphylococcusAeromonasPseudomonasSalmonella Escherichia.   

  

En términos de reutilización de aguas depuradas, son evidentes las múltiples ventajas ecológicas, económicas y sociales que ofrece, no obstante, en el contexto legislativo y científico, la presencia de microorganismos resistentes en cauces naturales es una cuestión de gran preocupación por su cercana relación con la seguridad sanitaria, lo que sin lugar a duda generará un desarrollo legislativo más profundo en los próximos años según vayan obteniéndose nuevos datos, y consecuentemente mejoras en las técnicas de análisis actuales.     

  

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