Publicado: 27/10/21 12:09 Categorías: Biología molecular

Un año más, se celebran en Oviedo los Premios Princesa de Asturias y este año, la galardonada con el premio en el apartado de Investigación Científica y Técnica, ha sido Katalin Karikó, por su importante labor en la obtención de vacunas efectivas para luchar contra la pandemia del Covid-19en un tiempo extraordinariamente corto. En este proyecto no ha estado sola, sino que ha contado con el trabajo de otros compañeros como son Drew Weissman, Philip FelgnerUğur ŞahinÖzlem Türeci, Derrick Rossi y Sarah Gilbert. 

 

Desde pequeña, sabía que la ciencia sería su vida y en 1984 sintetizó el RNA mensajero. En ese momento, empezó a pensar cómo se podría aplicar, en qué terapias, pero todas las solicitudes de becas y ayudas de financiación a sus proyectos eran rechazadas al considerar que la terapéutica utilizando RNA mensajero era muy arriesgada. 

 

Sin embargo, siempre encontró la vía para seguir adelante con su trabajo, desarrollando tecnología del RNA para poder aplicarla en terapia, pero centrándose más en neurocirugía, protocolos para la prevención y el tratamiento del ictus, y más focalizado en animales. Uno de sus colegas con los que comparte galardón, Drew Weissman, sí estaba especializado en enfermedades infecciosas, lo que supuso un complemento a su trabajo. 

 

Una de las dificultades de trabajar con esta tecnología es que el RNA original tenía problemas porque se desarrollaba rápidamente una respuesta inmune y se inhibía la producción de anticuerpos. Finalmente, esto se consiguió evitar 

 

En 2012, Weissman descubrió la modificación del RNA mensajero y eso se empezó a aplicar, permitiendo descubrimientos muy interesantes, siempre usando nanopartículas de lípidos.  

 

Al mismo tiempo, Moderna y la Universidad de Pensilvania (donde trabajaban Karikó y Weissman), descubrieron que en los monos también servía para el virus del zika, y eso permitió un rápido desarrollo de la tecnología. 

 

En 2013, Karikó comenzó a trabajar en BioNTech y en 2018, su empresa y Pfizer comenzaban a colaborar en proyectos relacionados con RNA mensajero. En 2019 trabajaban, de manera específica, en el virus de la gripe. 

 

Todo este conocimiento previo de la tecnología del RNA mensajero, que ya contaba con ensayos clínicos en 2017 para la gripe aviar, y extraordinarias rondas de financiación, permitieron que la vacuna de la COVID-19 se desarrollara en un tiempo tan corto. 

 

Karikó está totalmente segura de que los avances en la tecnología del RNA mensajero van a tener aplicación en diferentes campos. Por ejemplo, ya hay ensayos clínicos para su aplicación en problemas de fallo cardíaco con cirugía de bypass, en heridas necróticas y para cáncer. Ella, en concreto, está desarrollando un trabajo de aplicación en el tratamiento oncológico para las citoquinas en el caso de melanoma; se inyecta y puede buscarse la metástasis con el RNA mensajero. 

 

Como podemos comprobar, una tecnología que ya llevaba décadas fraguándose, ha permitido, no solo desarrollar vacunas que permitan frenar la pandemia que nos lleva asolando desde hace 2 años sino también abrir nuevas esperanzas para su aplicación en diferentes áreas como oncología o cardiovascular. 

 

¡Enhorabuena a Katalin Karikó y a su equipo por el premio! 

 

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