Publicado: 21/02/24 09:48 Categorías: Microbiología

 

 

La agricultura es un pilar básico de la sociedad, suministra tanto alimentos como una gran variedad de materias primas. Además, debido al incremento de la población, la demanda de los productos también es mayor. 

 
Esto ha obligado a buscar diferentes formas de mejorar los rendimientos en la producción, reducir los tiempos de cultivo y aprovechar tierras hasta ahora inaccesibles.  

 

El principal método para potenciar las capacidades vegetales consistía en utilizar grandes cantidades de fertilizantes químicos, ocasionando contaminaciones en las aguas cercanas, quemaduras por sal en las plantas e importantes alteraciones en el ecosistema. En los últimos años se ha potenciado cada vez más el uso de compuestos orgánicos para reducir el consumo de las formulaciones químicas. De todas las opciones, desde Condalab queremos resaltar los bioestimulantes. 

 

Microorganismos como abono 

 

Los bioestimulantes son microorganismos, o sus derivados, que promueven los procesos naturales de las plantas generando múltiples beneficios: 

  • Favorecen la absorción y asimilación de los nutrientes disponibles en el suelo 
  • Regulan el estatus hormonal de la planta, estimulando el crecimiento y desarrollo 
  • Protegen del estrés abiótico, generado por niveles dañinos de humedad, temperatura, salinidad, pH y metales del suelo 
  • Mejoran las características agroalimentarias 

 

  

Los bioestimulantes se comprenden en hongos, bacterias y sus metabolitos activos. Los hongos suelen ser micorrícicos, es decir viven en simbiosis con las plantas en sus raíces, aumentando la superficie radicular y facilitando la absorción de nutrientes y agua. 

 
Las bacterias, principalmente las asociadas a la rizosfera, favorecen la captación de minerales y estimulan la resistencia contra el estrés abiótico. Los metabolitos activos son las sustancias segregadas por los microorganismos que generan los efectos positivos. 

 

Cabe recalcar que dentro de los bioestimulantes no se deben incluir a las hormonas vegetales, ni compuestos con efectos directos en el manejo sanitario o que inhiban el crecimiento de patógenos activamente. Tampoco se deben confundir con mezclas orgánicas que actúen como fuente de nutrientes. 

  

  

Los rasgos que los caracterizan son su alta absorción, la capacidad de penetrar con facilidad en los tejidos vegetales; la estimulación de la expresión génica, afectando en la señalización hormonal o en la regulación metabólica; y las bajas dosis requeridas, en diluciones aproximadas del 0,25%. 

 
Los principales métodos para administrar los bioestimulantes se resumen en la vía folicular, como añadido en el riego o inoculado en la semilla durante la siembra.  

 

Hasta donde abarca esta tecnología 

 

Europa es el principal consumidor de bioestimulantes a nivel mundial. Se estima que este 2024 llegue a un consumo de 1,58 mil millones de USD, además se prevé que la demanda siga creciendo al menos durante los próximos 5 años. 

 

El tipo de cultivo que se puede suplementar es muy variado, pero los más comunes en orden de consumo son: 

  • Productos de necesidad básica como cereales y granos, por ejemplo, maíz, trigo y arroz. 
  • Frutales: la generación de un fruto carnoso requiere una gran cantidad de energía, por lo que adicionar estos estimulantes favorece en gran medida su crecimiento.
  • Vegetales de ciclos cortos, algunos son la lechuga, remolacha o espinacas.

  

Tanto los microorganismos como sus metabolitos no se producen en una planta química, sino a través de biorreactores. Para obtener la densidad celular deseada se deben calibrar el medio de cultivo con los ingredientes adecuados.  

 

La mejor manera de producirlos 

 

En Condalab ofrecemos una amplia sección de bioingredientes para poner a punto los medios. Cada tipo de peptona o extracto puede influenciar de forma distinta según el microorganismo de interés, pero en líneas generales pocos producen un crecimiento igual al del extracto de levadura. 

 

El extracto de levadura, autolisado de Saccharomyces cerevisiae, es rico en aminoácidos, factores del crecimiento y vitaminas del grupo B, siendo idóneo para incrementar la densidad celular en los bioprocesos. Este hidrolizado ha mostrado en múltiples situaciones sus efectos positivos sobre los microorganismos más comunes en la agrobiotecnología. 

 

Los bioestimulantes ya se han convertido en una herramienta clave para aumentar los rendimientos y la calidad en los cultivos agrícolas, satisfacer la creciente demanda solo se puede lograr con los mejores ingredientes. Si quieres saber puedes encontrar más información en nuestro folleto de bioprocesos.