Publicado: 16/06/20 09:17 Categorías: Biología molecular

 

El pasado 31 de mayo se conmemoró el Día Mundial sin Tabaco. Esta celebración anual, instituida en 1987, tiene como principal objetivo ayudar a concienciar a la población sobre los efectos nocivos que el tabaquismo puede tener sobre la salud. 

 

Además, la campaña llevada a cabo por la OMS (Organización Mundial de la Salud) en este 2020 trata también de proteger a las nuevas generaciones que son, precisamente, las más influenciables por las industrias tabacaleras. Y todo ello en un momento de crisis a nivel internacional, en el que nos enfrentamos a la pandemia provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2.  

 

A este respecto, muchos investigadores han querido aprovechar también la conmemoración de este día mundial para poder de manifiesto la relación que el consumo de tabaco puede tener en el desarrollo de esta nueva enfermedad, la COVID-19.  

 

Desde su inicio a finales de 2019, han sido muchos los proyectos que se han puesto en marcha para el estudio de esta patología. Una gran mayoría de ellos, han ido enfocados al desarrollo de medidas para su curación, así como al desarrollo de vacunas que prevengan el contagio; sin embargo, también son numerosos los grupos cuyo objetivo es el estudio del virus como tal, así como de sus mecanismos de interacción con las células humanas.  

 

Pese a los esfuerzos llevados a cabo, todavía no ha sido posible dilucidar con exactitud cuál es el origen de este coronavirus; se ha hablado de transmisión desde murciélagos e incluso desde pangolines, pero sin poder determinar claramente qué especie ha podido ser la causante de esta zoonosis.  

 

Lo que sí parece más claro es el mecanismo que emplea el SARS-CoV-2 para interaccionar e infectar a las células humanas. La clave reside en la proteína ACE-2, o enzima convertidora de angiotensina, que interviene en funciones fisiológicas tales como la regulación de la presión arterial. Presente en multitud de órganos, tales como pulmones, corazón y riñones, esta proteína es capaz de actuar también como receptor para el nuevo coronavirus; para ello, el virus emplea la llamada proteína spike (también conocida como proteína S), una glicoproteína presente en la envuelta y que es capaz de acoplarse con el receptor ACE-2. De este modo, según plantean los distintos estudios, a mayor cantidad de ACE-2 en el organismo, mayor será la posibilidad de desarrollar una infección por el SARS-CoV-2 y de mayor gravedad 

 

 

Un aspecto importante a tener en cuenta es la elevada presencia de esta proteína en las células epiteliales alveolares, lo que contribuye a que los pulmones sean uno de los principales reservorios del virus en el interior del organismo. Todo esto se agrava aún más en personas fumadoras, ya que la exposición continuada a la nicotina parece provocar la sobre-expresión de la ACE-2, lo que nos lleva a situar el consumo de tabaco como un factor de riesgo tanto para el desarrollo como para la gravedad de la enfermedad provocada por el SARS-CoV-2.  

 

Pero aún queda mucho por analizar a este respecto. Desde Condalabqueremos ayudarte y, para ello, ponemos a tu disposición diferentes herramientas para estudiar los mecanismos de entrada e interacción del nuevo coronavirus con las células humanas. Para ello contamos tanto con productos relacionados con la proteína ACE-2 como con la proteína spike del virus, a nivel de anticuerpos, proteínas recombinantes y sistemas de expresión de diversa índole.  

 

Además de esto, ofrecemos también anticuerpos y sistemas de expresión para otras de las proteínas clave del SARS-CoV-2, tales como la proteína N (o nucleoproteína) implicada en la replicación del RNA viral y las proteínas de membrana (proteína M) y de la envuelta (proteína E), implicadas en la morfología del virus.  

 

Para más información sobre estos productos, no dudes en ponerte en contacto con nosotros, estaremos encantados de ayudarte.  

 

Bibliografía: